Dos añitos

 

Cuando empecé a escribir el blog lo titulé Sembrando Esperanza. Estaba completamente desgarrada por dentro, rota de dolor, y buscaba desesperada un rayito de sol que me calentara  un poco. Por eso lo titulé Sembrando Esperanza. Porque estaba decidida a no dejarme caer más, a no perder la esperanza. Decidí pasar de puntillas por mi dolor y utilizarlo como un diario personal en el que relatar mis experiencias en la lucha contra la infertilidad. Idas y venidas de la clínica, betaesperas, banderillas, medidas de los folis, puregón, menopur, negativo, beta...

El blog se convirtió para mi en un gran aliado. Podía volcar en él mis sentimientos, mi dolor, mis frustraciones, mis inquietudes y mis ilusiones amparada en el anonimato que me brindaba internet.

Muchas recordaréis alguna de estas cabeceras:

 

(Es evidente que entonces tenía tiempo y que me entretenía ir cambiando el diseño de la cabecera...)

Cuando pasé a FIV le añadí un subtítulo:

Y puse un niño y una niña bajo un paraguas porque a pesar de la que estaba cayendo tenía todas mis esperanzas puestas en la FIV y porque quería que el tratamiento me trajera la parejita...

Después del parón embrionario de agosto del año pasado desaparecí, necesitaba desconectar.

A la vuelta me hice una foto con las manitas de los peques y salió esto:

El blog cumple hoy dos añitos.

Dos años intensos y duros en los que he utilizado este blog como válvula es escape, como medio de desahogo, y en los que, sin esperarlo, encontré un grupo de mujeres que me entendían y me acompañaban en el camino.

Ha sido lo mejor de todo. La magia de internet. Todas vosotras. Las que estáis desde el principio, las que desaparecieron por el camino, las que se han ido incorporando. A algunas ya os conozco, a otras estoy deseando conoceros, ya con fecha prevista de viaje y todo (qué ganas!!!), a la mayoría no os conoceré nunca y no importa... 

A todas vosotras: Muchas gracias.