La fiesta de la Roja

He de decir que no soy nada, o sólo un poquito, futbolera, pero este mundial me ha ganado desde el principio. He disfrutado, he saltado, me he emocionado y he gritado como hacía mucho tiempo no lo hacía. Hasta he seguido cada una de las intervenciones del pulpo Paul...Al final hemos conseguido la Copa, una Copa que nos ha unido en la alegría y en la fiesta a todos los españoles.

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Este conjunto, como nos ha pasado a la mayoría, me ha maravillado por su humildad, por su unión, su nobleza, su deportividad y su maestría. Ver a la selección mover el balón con esa seguridad, ese aplomo, esa elegancia y esa falta de miedo ha sido un placer.

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También, y teniendo el foco en el mismo sitio de siempre, he aprendido algo. He aprendido de estos chicos mucho del esfuerzo y el espíritu de superación.

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Ayer mientras los golpeaba la selección holandesa, viendo la horrible patada voladora que le dieron a Xabi Alonso en el pecho, hubiese matado al árbitro. Pero después, mientras paseaba por la calle empapándome del ambiente, de la fiesta, pensé que esa patada justo en el corazón, esas zancadillas que no nos merecemos, nos la llevamos a menudo en la vida por una u otra razón, y aunque nuestra selección hizo alguna falta dura irritada por la impotencia ante la avalancha de golpes que no le dejaba hacer su juego, esta selección no se arrugó y siguió luchando con humildad, dando lo mejor de ellos mismos, sin perder la ESPERANZA y con un espíritu ganador a prueba de bombas. Esos son los valores que quiero para mi en estos momentos, humildad para aceptar la posible derrota, esperanza, valentía, optimismo y espíritu ganador. Tal vez no termine ganando la copa pero al menos lo habré intentado con las mejores armas.

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De momento, me quedo con uno de sus himnos, uno de tantos que definen a nuestra selección:

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¡¡¡¡¡¡ PODEMOS!!!!!